PROLOGO "Pinceladas de Recuerdos: Viaje a las entrañas de una familia memorable"

Este libro, basado en vivencias reales es un crisol de memorias, es el fruto de un viaje introspectivo que atraviesa tanto tiempos de luz como de sombra. Al entrelazar las palabras de este relato, reconozco que no soy un escritor en el sentido tradicional. No me guían las técnicas literarias ni las normas del arte de escribir. En cambio, me dejo llevar por un flujo más genuino y espontáneo: lo que brota directamente del corazón.

Este manantial interior es el que me ha impulsado a compartir mi historia, una historia que se entrelaza con la frase de José Martí: “Hay tres cosas que cada persona debería hacer durante su vida: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro”. Con estas páginas, cumplo con el último de estos designios, no solo como un acto de cumplimiento, sino como una necesidad vital de compartir y liberar las memorias que han forjado mi ser.

Mi historia comienza en San Carlos, Antioquia, un pueblo humilde y lleno de vida, donde mi infancia se entretejió con juegos callejeros y aromas de guayaba madura. Como un capullo que se abre a la luz del sol, fui nutriéndome de las lecciones de vida provinciana y de la sabiduría ancestral que emanaba de las calles empedradas, así como de la calidez de su gente sencilla.

La transición a la vibrante Medellín se asemeja a una mariposa que despliega sus alas por primera vez. La ciudad me envolvió en un torbellino de colores, sonidos y experiencias, un caleidoscopio que despertó mis sentidos y me condujo hacia una etapa de madurez. Allí, entre el bullicio urbano y la vorágine del día a día, aprendí a navegar por las complejidades de la vida, a enfrentar desafíos y a descubrir la fuerza que habitaba en mi interior.

Sin embargo, fue mi viaje a Canadá, a tierras del maple y los horizontes infinitos, el que marcó un antes y un después en mi camino. Como un río que se abre paso entre las montañas, mi vida tomó rumbos inesperados en este crisol de culturas y experiencias. Encontré un nuevo hogar en la vastedad de los paisajes canadienses, bajo la aurora boreal que iluminaba mis noches y el sol radiante que teñía de oro los bosques interminables. En este nuevo escenario, me embarqué en un viaje de autodescubrimiento, una travesía que me llevó a explorar las profundidades de mi ser y a redefinirse como persona.

En este libro, te invito a recorrer conmigo este itinerario vital, a navegar por las aguas turbulentas de la memoria y a explorar los paisajes del alma. A través de estas páginas, podrás sentir la brisa fresca de mi infancia en San Carlos, el ritmo trepidante de Medellín y la serena quietud de los bosques canadienses. Te comparto mis alegrías y tristezas, mis sueños y frustraciones, mis anhelos y conquistas, en un viaje íntimo y conmovedor que te permitirá conectar con la esencia de mi ser.

Cada página escrita es un espejo de emociones vividas: algunas me han hecho derramar lágrimas, otras han evocado sonrisas de gratitud. He transitado por los dolorosos días del narcotráfico de los años 80, marcados por la figura ominosa de Pablo Escobar, hasta llegar al alba de mis 72 años, donde me encuentro en una soledad que he aprendido a acoger con serenidad y felicidad.

Este proyecto, que durante años fue solo un sueño en mi mente, ahora ve la luz del día. Sé que algún día, mi entrañable hijo Mauricio, y espero que muchos otros, encontrarán en estas páginas un reflejo de la vida misma, con sus altibajos y sus innumerables matices. Al escribir, he encontrado una forma de agradecer a la vida por haber navegado por mares tan profundos y haber emergido con historias que contar.

Así, con un espíritu sincero y una pluma guiada por el amor más que por la pericia, ofrezco este libro. No es la obra de un escritor, sino el legado de un corazón que ha vivido, amado, sufrido y soñado. Que estas palabras sirvan como un puente entre mi corazón y el de quienes las lean, y que en ellas encuentren tanto un consuelo en momentos de dificultad como una celebración de los pequeños y grandes triunfos de la vida.

En las páginas de "Pinceladas de Vida: Un Retrato de Memorias y Sueños", cada palabra tejida es un reflejo de gratitud hacia aquellos que han marcado el compás de mi existencia. Es por ello que, en este prólogo, deseo extender un agradecimiento profundo y sincero a toda mi familia, cuyo amor y apoyo incondicional han sido el faro en mi viaje personal.

A Nuestra madre Otilia, arquitecta de lo imposible, guerrera de mil batallas. A mis hermanos medios, con quienes compartí la complejidad de nuestras historias entrelazadas, les agradezco por las lecciones de resiliencia y unión que hemos aprendido juntos. A pesar de los caminos divergentes que a veces tomamos, nuestro vínculo permanece inquebrantable, una fortaleza ante las adversidades.

Mi hermanita Leticia merece un agradecimiento especial. Su espíritu indomable y su pasión por la vida me inspiraron a emprender esta travesía literaria. Leticia, tu luz ha sido la chispa que encendió la llama de mi creatividad, guiándome a explorar y plasmar mi historia en palabras. Este libro es también tuyo, un tributo a tu influencia transformadora en mi vida.

Este relato no estaría completo sin honrar la memoria de aquellos que, aunque ya no caminan físicamente entre nosotros, siguen vivos en cada recuerdo y cada página escrita. A nuestro padre, Juan Salazar, cuya fortaleza y amor paternal han sido el cimiento sobre el que construí mi ser. A Gilberto, Manuel y Alfonso, cuyas ausencias han dejado un vacío imposible de llenar, pero también un legado de coraje y perseverancia. Su espíritu sigue siendo una guía constante en mi camino.

Este libro es una dedicatoria a ustedes, un esfuerzo por entrelazar nuestros recuerdos y experiencias en una narrativa que trascienda el tiempo y el espacio. Cada anécdota compartida, cada lección aprendida, es un testimonio del amor, la lucha, y la esperanza que nos une.

En "Pinceladas de Vida", mi corazón se abre para ofrecer no solo mis memorias, sino también mi agradecimiento eterno a cada uno de ustedes por ser parte integral de esta historia. Que estas palabras sirvan como un abrazo que traspasa las páginas, conectando nuestros corazones con lazos indestructibles de gratitud y amor. Sumérgete en un viaje por las historias de viajes que no solo cambiaron mi destino, sino también mi forma de ver el mundo y a mí mismo. Descubre cómo cada aventura puede ser una lección de vida. ** En el silencio de la noche, cuando la tímida luna se asoma entre las nubes y las estrellas titilan como luciérnagas celestes, nace un anhelo profundo: el deseo de compartir nuestros secretos, esos tesoros escondidos en el baúl del alma.

Cuánta paz encontraríamos si nos atrevemos a abrir las puertas de nuestro ser y dejar que la luz de la
comprensión inunde nuestros rincones más íntimos. Si pudiéramos deshacernos de las máscaras quenos aprisionan y mostrarnos tal y como somos, con nuestras vulnerabilidades y nuestras fortalezas, con nuestras alegrías y nuestras penas.
En la confesión honesta y sincera reside un poder mágico, un bálsamo que alivia las heridas del alma
y nos libera de la pesada carga del silencio. Al compartir nuestros secretos, no solo encontramos consuelo en la comprensión del otro, sino que también nos abrimos a la posibilidad de sanar, de crecer y de transformarmos. Imagina un mundo donde las palabras fluyan como un río cristalino, donde la comunicación no tenga barreras ni miedos, donde podamos desnudar nuestras almas sin temor a ser juzgados. En ese mundo, la soledad se disolvería en la calidez del abrazo humano, y el dolor se trocaría en la dulce melodía de la empatía.”




“Recuerde un buen libro no termina, se  esconde dentro de nosotros”




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