No 17 "Nostalgia y Desafíos: Mis años en el Liceo Enrique Vélez Escobar"
E n el año 65, cuando cruzaba el umbral del cuarto grado de primaria, se abrió ante mí un capítulo que, sin saberlo entonces, se teñiría con los colores más vivos de la nostalgia y la gratitud. Dos años anteriores habían sido un sendero pedregoso de adaptación, pero la llegada de mi quinto año escolar trajo consigo uno de esos encuentros que son faros luminosos en la oscuridad del tiempo. El protagonista de esta escena era mi profesor Dairo Giraldo Velez, un ser cuya singularidad era tan cautivadora como su genio pedagógico. Su figura delgada, tez morena, nariz chata y lentes conferían a su presencia una especie de encanto misterioso. Nosotros, sus alumnos, en secreto le dimos cariñosamente el apodo de "el murcielaguito", un guiño cómplice a su singularidad. Dairo Giraldo Velez fue uno de esos seres que dejaron una huella imborrable en nuestro corazón y en nuestro aprendizaje. Bajo su dirección, el dibujo se convirtió en mi refugio creativo. Su dedicación, buen humor y pa