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Mostrando las entradas de marzo, 2024

No 17 "Nostalgia y Desafíos: Mis años en el Liceo Enrique Vélez Escobar"

  E n el año 65, cuando cruzaba el umbral del cuarto grado de primaria, se abrió ante mí un capítulo que, sin saberlo entonces, se teñiría con los colores más vivos de la nostalgia y la gratitud. Dos años anteriores habían sido un sendero pedregoso de adaptación, pero la llegada de mi quinto año escolar trajo consigo uno de esos encuentros que son faros luminosos en la oscuridad del tiempo. El protagonista de esta escena era mi profesor Dairo Giraldo Velez, un ser cuya singularidad era tan cautivadora como su genio pedagógico. Su figura delgada, tez morena, nariz chata y lentes conferían a su presencia una especie de encanto misterioso. Nosotros, sus alumnos, en secreto le dimos cariñosamente el apodo de "el murcielaguito", un guiño cómplice a su singularidad. Dairo Giraldo Velez fue uno de esos seres que dejaron una huella imborrable en nuestro corazón y en nuestro aprendizaje. Bajo su dirección, el dibujo se convirtió en mi refugio creativo. Su dedicación, buen humor y pa

No 16 "Entre Guaduas y Recuerdos: Vacaciones en La Vereda Los Planes"

E n las vacaciones escolares, cuando el aire vibraba con la promesa de aventura y el sol jugueteaba con nuestras sombras, mi hermano Francisco y yo emprendíamos el viaje anual hacia "La vereda Los Planes". Este rincón de la geografía, situado antes de llegar a Cocorná, en la subregión Oriente del departamento de Antioquia, guardaba los secretos de nuestra madre Otilia en su infancia. Allí, entre los susurros del viento entre los árboles y el murmullo constante del arroyo cercano, se erguía la modesta morada de nuestra entrañable abuela Julita. Nuestras rutinas eran la antesala de un día lleno de aventuras en el campo, explorando los senderos que serpentean entre verdes praderas, trepando árboles centenarios y nadando en las cristalinas aguas del río. La complicidad de nuestros primos Ramon, Custodio y mi hermano era nuestro mayor tesoro, una amistad forjada a golpe de risas, fútbol, juegos y travesuras. El rancho donde habitaba nuestra abuela, a simple vista, podía parecer a