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PROLOGO "Pinceladas de Recuerdos: Viaje a las entrañas de una familia memorable"

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Escuche este episodio Me sumerjo en los recuerdos de mi infancia en la Hacienda Dinamarca , como quien atraviesa un río de memorias perdidas, donde aún resuenan los ecos de un tiempo que se resiste a desaparecer. Allí, entre sus rincones, los espíritus de antaño parecen observar, envueltos en la brisa del pasado. Cada espacio guarda susurros de historias que el viento se niega a olvidar. Las sombras de los árboles antiguos parecen custodiar secretos, y el aroma de la tierra húmeda evoca ecos de pasos que alguna vez recorrieron sus senderos.   Aquella casa de campo, con sus muros de tapia y sus ventanas abiertas al infinito, parecía respirar con nosotros, guardiana de memorias que el viento no ha podido llevarse. En las faldas orientales de Antioquia, San Carlos era un rincón donde Dios había creado todas las tonalidades del verde, como si hubiera querido ensayar allí la paleta con que pintaría después el paraíso. Mis pies desnudos conocían cada recoveco de aquella tierra. Corría e...

No 44 "Entre risas y lágrimas: El dulce misterio de vivir"

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CAPITULO 44  "Entre risas y lágrimas: El dulce misterio de vivir"  A medida que avanzo en estas memorias, no puedo evitar reírme de la vida que he vivido. —No es una risa burlona— aclaro, —sino una risa de asombro y gratitud. Las desgracias que alguna vez parecieron montañas insuperables, ahora se ven como simples colinas en el paisaje de mi existencia. Y aún quedan más historias por contar, más experiencias por compartir que darán sentido a cada capítulo de mi vida. Recuerdo las ambiciones de mi juventud: “Dejaré una huella imborrable en el mundo”, me decía. Ahora, sentado aquí, escribiendo estas líneas, me doy cuenta de que la huella más importante es la que dejamos en los corazones de quienes nos rodean. A veces, en medio de la reflexión, me sorprendo pensando: “¿Estoy llorando? ¿O estoy riendo?”. Me río de los momentos de torpeza, de las preocupaciones que resultaron infundadas. Lloro por las oportunidades perdidas, por los seres queridos que ya no están. Pero en esa mezc...

No 43 "El Refugio de la Esperanza: La eternidad de un instante"

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  CAPITULO 43 "El Refugio de la Esperanza: La eternidad de un instante" El viento de Montreal soplaba con una intensidad que parecía arrancar no solo las hojas de los árboles, sino también los recuerdos que había intentado ocultar en lo más profundo de mi ser. Era como si la ciudad, con su manto de nieve y su silencio penetrante, quisiera despojarme de mi pasado, deshojando lentamente las memorias que aún me aferraban a mi tierra. Pero no, esos recuerdos no se iban tan fácilmente. Permanecían suspendidos en el aire frío, flotando a mi alrededor como las luciérnagas de las noches cálidas de mi infancia, enredándose en mi cabello, susurrándome al oído que aún no era libre, que el pasado no se olvida, simplemente se transforma. La espera, esa compañera implacable, se había convertido en mi sombra. Se movía conmigo, alargando sus brazos invisibles cada vez que intentaba escapar de sus garras. Y sin embargo, en su abrazo helado, encontré un extraño consuelo, una especie de treg...